miércoles, 3 de noviembre de 2010

Tranquilos, por el campamento todo bien.





Hola papá y mamá:
Estamos bien. El agua sólo se ha llevado una tienda de campaña y dos sacos de dormir. No se ha ahogado nadie porque justo en el momento de la inundación estuvimos buscando a Carlos que se había perdido en la montaña.
Ahh, ¿podéis llamar a los padres de Carlos para decirles que está bien?
Es que él no puede escribir una carta porque se ha roto los dos brazos.
Me han dejado ir en el 4x4 con los rescatadores, ¡qué guay! Si no hubiera habido tanto relámpago, nunca hubiéramos encontrado a Carlos. El jefe del campamento estaba muy enfadado con Carlos por haberse ido sólo a la montaña sin avisar. Carlos sí que se lo dijo al jefe pero como éste estaba muy ocupado apagando un fuego, posiblemente no le había oído a Carlos.
¿Sabíais que si tiras una bombona de butano al fuego, explota? Los árboles no se quemaban porque estaban demasiado mojados de la lluvia pero sí una de las tiendas con nuestra ropa. David tendrá un aspecto raro hasta que le vuelva a crecer el pelo.
Si el jefe logra arreglar el minibús, el sábado estaremos en casa. Él no tenia la culpa del accidente porque cuando salimos del campamento los frenos todavía funcionaban. Dice que es muy normal que coches tan viejos como el minibús suyo se rompen a menudo. Por eso tampoco lo puede asegurar.
A nosotros nos gusta mucho el minibús, al jefe no le importa que lo ensuciemos.
Tiene sólo 10 asientos pero entramos fácilmente unos 20 niños.
En los caminos de montaña nos deja llevar el minibús un rato cada uno.
Eso esta muy guay porque tiene muchas curvas que lo hace más divertido.
Lo malo fue que la policía nos paró justo cuando me tocaba a mí. Dijo el policía que iba a hablar con vosotros. No os preocupéis, estamos en buenas manos.
El jefe es realmente guay. Esta mañana todos nos fuimos a nadar en el lago pero a mí no me dejaba porque no sé nadar y a Carlos tampoco porque tiene los brazos rotos. Así nos dejó a los dos con la canoa llegar hasta el otro lado del lago. Si miras en el agua ves en el fondo los árboles sumergidos por la inundación. El jefe no es tan pesado como el del año pasado, ni siquiera se enfadó por habernos olvidado los chalecos salvavidas.
Él esta demasiado ocupado arreglando el minibús, por eso lo molestamos lo menos posible.
¡Ahh! ¿Sabéis una cosa? Hemos hecho un cursillo de primeros auxilios.
Cuando Oscar se tiró al agua se hizo un corte muy profundo y le hicimos un torniquete. Es un nudo para cortar hemorragias. Me puse a vomitar y algunos otros niños también pero según el jefe era por haber comido un pollo en mal estado. Nos dijo que el pollo sabia igual que la comida en la cárcel.
Estoy muy contento que el jefe esté en libertad y que ha venido con nosotros de campamento para mejorar su vida. Dice que a partir de ahora lo va a hacer todo bien.
¿Por cierto, que es un pederasta? Bueno, voy a terminar la carta ya, porque luego nos vamos a la ciudad para llevar nuestras cartas a correos y para comprar vaselina. El jefe dice que es para los juegos que vamos a jugar.

No os preocupéis, estamos muy bien.
Un beso muy fuerte,
Albertito.

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