A unos 6 kilómetros de la ciudad de Dunhuang y rodeado de las montañas Echoing se encuentra un sitio maravilloso por la violencia de su contraste: el Lago de la Luna Creciente, un original manantial ubicado en pleno desierto de Gobi, una verdadera maravilla de la naturaleza que para muchos recuerda el ojo de una mujer o sus labios por lo hermoso, lúcido y armonioso que es.
Bueno, impresiones románticas al margen lo cierto es que es un oasis en el medio del desierto que tiene miles de años resistiendo al embate de las tormentas del desierto.
¿Pero cómo se formó? Los investigadores han descubierto que en este terreno, con esta forma, el viento crea depresiones y que la arena que podía llover sobre el lago es alejada por el viento y llevada de vuelta al otro lado de las montañas Echoing. Así, las arenas no cubren las aguas del manantial y el viento y el movimiento de la tierra hacen que el lago y el desierto convivan de manera armoniosa por los siglos de los siglos.
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