Misterios del Jardín del Buen Retiro
El parque en sus principios hacia el año 1630 era para el recreo de los nobles de la época. Carlos III considerado el mejor alcalde de Madrid, permitió el paso a los madrileños al parque.
Paseo de las Estatuas
Su auténtico nombre es el Paseo de la Argentina. En las épocas de Fernando VII, mando esculpir, estatuas de los reyes que había regentado España desde las épocas Godas.
Por un mal sueño de la reina
estas no fueron instaladas en su ubicación pensada en un primer momento, las estatuas iban a ser colocadas en las cornisas del Palacio Real, la reina pensó que su sueño había sido premonitorio.
El sueño fue terrorífico, vio como las estatuas caían sobre ellos.
Todas las estatuas mandadas esculpir se erigieron en el Paseo de la Argentina, en la plaza de Oriente y en algunas provincias españolas, ninguna en el Palacio.
La Estatua del Angel Caído
Esta estatua fue construida por el escultor Ricardo Bellver en Roma, fue galardonada con la medalla de primera clase en la Exposición Nacional de 1878, fue situada en su emplazamiento actual en 1885.
Muchos madrileños se opusieron a esta iniciativa, sobre todo como es normal el clero, pero el Duque de Fernán Núñez que era el propulsor de esta idea, donó una importante cantidad de dinero para que se pusiera en su actual emplazamiento.
Desde ese momento se ha convertido en una de las estatuas más visitadas del parque en ella se puede apreciar un bello ángel con la boca abierta de espanto, viendo como es expulsado del cielo, y arrastrado por unas terribles serpientes, enroscándosele en el cuerpo.
Da la casualidad que la estatua se encuentra exactamente a 666 m del nivel del mar,
medido que se puede comprobar con un GPS por ejemplo.
En este lugar en los últimos años en ciertas ocasiones, se reúnen distintos grupos de amantes de Lucifer,
alrededor de esta estatua, buscando recapacitación e inspiración para sus proyectos, y realizar extraños rituales en sus inmediaciones.
Las gárgolas le esperan con sus espeluznantes rostros abajo para atraparle.
LA FUENTE EGIPCIA
Una leyenda junto al estanque.
La historia cuenta Que durante el mandato de Felipe IV de Austria, allá por el siglo XVII, en cierta ocasión, tal vez una memorable fiesta campestre,
se escondió en alguna parte de los jardines un singular tesoro, doblones, gemas y metales preciosos.
Dos esfinges tumbadas que parecen montar guardia sobre una copa de piedra dentro de su ventruda panza se asegura que se encuentra el tesoro.
El Duende del Retiro
Se cuenta que a principios del siglo XVIII en épocas de Felipe V cuando por fin consiguió el trono, este visitaba muchas tardes los jardines del Buen Retiro.
Se dice que durante esos días los jardineros se quedaron de lo más sorprendidos, ya que todos los días que iba a ir a pasear el rey, los jardines lucían flores de distintas especies y de las más bellas del reino.
Flores que ellos no habían plantado.
Alguno dice que un extraño ser con rostro grotesco, que en alguna ocasión había sido perseguido, pero siempre desaparecía entre la maleza, era ver a este ser y aparecer los paseos llenos de flores, cariñosamente le apodaron el Duende del Retiro.
Su actuación más curiosa fue la de adornar con pétalos de flores el paseo principal de El Retiro el día que llegó a Madrid Felipe V.
La casa de las fieras del Retiro
El foso de monos es uno de los pocos recuerdos de la Casa de Fieras que aún se conservan en El Retiro.
Aunque no se trata del primer zoológico de la capital, los madrileños recuerdan con cariño y nostalgia las visitas a este rincón del parque que en su día habitaron elefantes, monos, hienas, osos y hasta celebridades de Hollywood, como los camellos de Lawrence de Arabia.
Fue Fernando VII quien decidió ubicar en el lado noroeste del Retiro el primitivo zoológico madrileño que en 1770 había inaugurado Carlos III junto al Jardín Botánico.
De esta época son las jaulas y el edificio conocido como Leonera, en cuya parte inferior se alojaban varios felinos (panteras, leones, hienas y chacales).
Los huéspedes del piso de arriba eran, sin embargo, bastante más ilustres, los monarcas y sus invitados.
Y es que, inicialmente, el uso y disfrute de este zoo era un privilegio exclusivo de la familia real.
También durante estos años los osos ocuparon la conocida como Montaña Artificial.
Uno de los ejemplares más famosos de esta época, aún en el recuerdo de los madrileños, esla elefante Pizarro,que protagonizó una simpática anécdota el día que se escapó y salió a dar un paseo por la calle Alcalá, tras haberse bebido varias botellas de vino a su paso por las casetas de feria.
La elefanta, terminó su recorrido en una panadería, dando buena cuenta de las existencias.
En 1920 la Casa de Fieras volvía a manos del Ayuntamiento de Madrid y permaneció en su ubicación actual hasta 1972, cuando todas las especies se trasladaron a la Casa de Campo.
Monumento a Alfonso XII.
En 1901, la reina regente María Cristina convocó un concurso nacional para erigir un monumento a su difunto marido, el rey Alfonso XII, y que se situaría en el Parque del Retiro, junto al estanque grande. un espacio arquitectónico con una gran columnata que rodeara la estatua ecuestre del monarca, y una escalinata que bajara hasta el agua del estanque adornada con leones de piedra y alegorías en bronce.
La Casita del Pescador
Esta casita, situada en el extremo nororiental del parque, próxima a la Montaña artificial y rodeada por un estanque, fue mandada construir por el rey Fernando VII como parte de un jardín reservado y gabinete de descanso.
El monarca tenía la necesidad de recuperar parte del esplendor que habían tenido los jardines del Real Sitio del Buen Retiro
Lago del Palacio de Cristal
En el lago, a los pies del Palacio de Cristal (existe una escalera que se sumerge dentro de él), se pueden encontrar varios ejemplares del Ciprés de los pantanos con la particularidad que tienen sus raíces y parte del tronco sumergido.
El edificio está rodeado de Castaños de Indias de envergadura considerable que acrecientan esa atmósfera de romanticismo de principios de siglo.
Estanque de las Campanillas
Situado junto al Parterre, se trata de un estanque ochavado del siglo XVII, en el lugar donde en tiempos hubo una torre chinesca de madera, pintada con vivos colores y adornada con multitud de campanillas que sonaban al ser zarandeadas por el viento.
A pesar de que la torre desapareció, en su recuerdo se le sigue llamando de las Campanillas.
¿Las oís con la brisa?
Montaña de los Gatos
La Montaña de los Gatos, Montaña Rusa o Montaña de los Osos, por ser estos los animales que allí se encontraban.
El funcionamiento y la labor de los operarios se realizaba a través del Reglamento de 1816 y la manutención corría a cargo del Bolsillo Secreto de Su Majestad, partida económica que disfrutaban y distribuían los monarcas a su antojo y así se recogía en los asientos contables de la Casa Real.
Parece ser que la fauna en cautividad aumentó mucho, como se deduce de la relación existente de los envíos al Museo de Ciencias de los animales que morían donde eran disecados y expuestos.
En este Jardín se encuentra el árbol más viejo de Madrid, un ciprés calvo, con más de 340 años, con una superficie de más de seis metros y cuarenta cm de altura.
Este es original de México.
Otra de las curiosidades de este abuelo vegetal es que tiene forma de candelabro.
A la vera del Palacio de Cristal se abren paso, entre una exuberante vegetación, los Jardines Orientales, cuyo origen se remonta al comienzo del reinado de Alfonso XII.
Una ría los recorre, y sobre ella, pequeños puentes de madera la cruzan, queriendo recrear los jardines de los exóticos países orientales.
Cecilio Rodríguez fue Jardinero Mayor del Retiro a partir de 1914, cuando emprendió una labor en la que destacaron por encima del resto sus diseños de la Rosaleda y la nueva Casa de Fieras.
Su labor fue reconocida por el Ayuntamiento de Madrid en 1949, cuando se inauguró una efigie que aún se conserva en los Jardines a los que da nombre.
Más allá de la historia de los Jardines, estos han sido tomados por los ciudadanos, paseantes, ciclistas y patinadores.
Frente al Monumento de S.M. Alfonso XII, se colocan todo tipo de tenderetes,
Titiriteros y pequeños grupos de músicos , echadores de cartas.
Hacen que el paseo por los jardines sea ameno y se disfrute de sus 23.000 árboles.
El Bosque de los Ausentes
La última gran reforma forestal que ha sufrido el parque, por desgracia.
Es un recuerdo a las víctimas del atentado del 11 M
Se plantaron tantos arboles como personas fallecieron, llamándose
El Bosque de los Ausentes.
Madrid es una ciudad especial, donde el misterio se respira en sus calles, edificios y parques.
Un lugar mágico lleno de oscuros secretos que intentaremos POQUITO A POCO seguir descubriendo.