Este lugar, fresco, boscoso y abundante en caza, había pertenecido a la corona de Castilla desde el reinado de Enrique IV a mediados del siglo XV. Fue este rey quien mandó construir una pequeña ermita dedicada a San Ildefonso en el lugar donde con frecuencia acudía a cazar. En 1477 los Reyes Católicos decidieron donarlo a los monjes jerónimos del Monasterio del Parral lo cuales construyeron una granja. De este modo se adopta su actual denominación: la Granja de San Ildefonso.
Algo mas de 200 años pasarían hasta que llegó a estos bosques en el transcurso de una cacería desde Valsaín el primer rey de la dinastía Borbón en España, Felipe V, quien quedó entusiasmado del lugar y decidió comprárselo a los jerónimos. Luego ordenó construir un palacio que le sirviera como residencia de verano y de lugar de retiro para cuando decidiera abdicar del poder en su hijo Luis (1724).
El palacio de la Granja de San Ildefonso es la primera gran empresa arquitectónica que acomete la nueva dinastía de los Borbones en España. En 1721, tras finalizar la Guerra de Sucesión, el nuevo rey Felipe V decide construir un nuevo palacio en la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama cerca de la ciudad de Segovia.
El palacio se inicia a partir de 1721 siguiendo los diseños del arquitecto Teodoro Ardemans. Este primer proyecto presenta aún el esquema de los tradicionales alcázares españoles con torres en los cuatro ángulos y con el gran volumen sobresaliente de la Colegiata, que ocupa la cabecera del eje axial. Tras la muerte de la reina María Luisa de Saboya, la nueva esposa de Felipe V, Isabel de Farnesio, encarga la remodelación del palacio a arquitectos italianos. Entre 1727 y 1734 Andrea Procaccini y Sempronio Subisati construyen los patios sur y norte, y la fachada del jardín en el lado oriental. La fachada a los jardines será construida por Giovanni Battista Sacchetti, siguiendo el proyecto de Juvara.
La Colegiata
Sin embargo lo verdaderamente importante y novedoso de este sitio real corresponde a los jardines, realizados por artistas franceses venidos de Versalles y sobre todo de Marly, que constituye el modelo formal e iconológico de la Granja. El fundador del Real Sitio, el rey Felipe V quiso realizar aquí un pequeño Versalles, al fin y al cabo el lugar donde había nacido y había transcurrido su infancia y primera juventud al lado de su abuelo Luis XIV de Borbón, rey de Francia.
Los jardines de la Granja presentan importantes novedades con respecto a los modelos franceses, lo que les confiere una gran singularidad. En primer lugar el palacio está en el nivel mas bajo y los jardines ascienden por una colina de fuerte pendiente en dirección este-oeste. También carecen de unidad espacial y simbólica, estando conformados por varias unidades yuxtapuestas. Igualmente no hay perspectivas infinitas ni unidad iconológica, como en sus modelos franceses.
A pesar de estas diferencias los autores de los jardines y de sus fuentes y esculturas fueron artistas franceses: el autor de la traza fue el arquitecto René Carlier, que estuvo ayudado por el maestro jardinero Etienne Boutelou y el ingeniero militar Etienne Marchand. La mayoría de las fuentes y esculturas fueron realizadas por los escultores Rene Fremin, Jean Thierry, Hubert Dumandré, Pierre Pitue y Jacques Bousseau, que firmaron sus obras.
Fachada principal del palacio hacia los jardines diseñada por Sachetti y parterre
Los jardines son uno de los mejores ejemplos del jardín barroco francés del siglo XVIII. Ocupan 146 has, de las que 67 son auténticos bosques. Están formados con parterres y bosquetes delimitados con paredes de vegetación formadas con carpe, y alineaciones de árboles, en especial, robles, olmos, tilos, hayas y castaños de indias. En el siglo XIX se introdujeron nuevas especies sobre todo coníferas. Estatuas de mármol blanco y jarrones decoran los parterres y avenidas.
Resalta especialmente el conjunto de 26 fuentes monumentales con figuras de plomo pintadas imitando bronce siguiendo programas mitológicos y dotadas todas ellas de fantásticos juegos de agua. Las estructuras y el sistema de cañerías originales sigue funcionando en la actualidad como lo hacía en el siglo XVIII. El agua desciende por gravedad desde un gran lago “el Mar” situado en la cota mas alta del jardín y alimenta por gravedad y presión todas las fuentes, alcanzando en algunos surtidores la altura de 40 m. como en la fuente de la Fama.
Actualmente, sólo algunas fuentes son puestas en funcionamiento cada día. Sin embargo tres veces al año coincidiendo con las festividades de San Fernando (30 de Mayo), Santiago (25 de julio) y San Luis (25 de Agosto) se activan las 26 fuentes, mostrando un espectáculo admirable.
Del centro de la fachada parte el gran eje axial, atravesando sucesivamente la explanada del palacio con las esfinges, el parterre bordado con el hemiciclo de la Fuente de Anfítrite, la Cascada ascendente, la Fuente de las Tres Gracias, el Cenador octogonal. Los espacios laterales del parterre de palacio y de la cascada están adornados con esculturas en mármol, que representan a musas, alegorías de las estaciones y los continentes, dioses, etc
Fuente de las Tres Gracias
Del lado izquierdo de palacio parte otro eje paralelo, del que forman parte los estanques superpuestos conocidos como la Carrera de Caballos, la Fuente de Neptuno, la Fuente de Apolo con el estanque de la Media Luna, la plaza con la cascada y la Fuente de Perseo y Andrómeda, y el bosquecillo.
En el lado derecho de palacio se configura otro eje paralelo, del que forman parte la Fuente de Eolo o de los Cuatro Vientos y varios bosquecillos.
Perspectiva de la Carrera de caballos
Fuentes de Neptuno y Eolo
Fuente de Minerva y Apolo
La Fuente de Perseo y Andrómeda simboliza a la nueva dinastía: Andrómeda es la monarquía española salvada por Perseo, el rey Felipe V, ayudado por Minerva, que simboliza a la monarquía francesa.
En el sector más oriental se extiende un nuevo grupo de espacios ajardinados, que gozan de una gran independencia, al situarse excepcionalmente en un nivel inferior descendiendo hacia el Eresma, lo que en este caso recuerda a los parterres sur y norte de Versalles. En la zona más próxima a palacio se encuentra la Fuente de la Selva presidida por las divinidades protectoras de los jardines Vertumno y Pomona, y otros habitantes de la naturaleza salvaje. Tras atravesar la Ría por un puente de piedra se accede a diversos bosques y jardines, entre los que el más interesante es el Laberinto.
La Plaza de las Ocho Calles, que tiene en su centro el grupo de Mercurio y Psique, y en los ángulos ocho fuentes consagradas a Saturno, Minerva, Hércules, Ceres, Neptuno, Victoria, Marte y Cibeles.
En el sector meridional surgen un grupo de fuentes que se vislumbran a lo largo de las avenidas rectas, entre ellas: la fuente de la Canastilla con sus espectaculares juegos de agua.
Fuente de los Dragones
Fuente de las Tazas o las Sirenas
La Fuente de Latona o las Ranas, que se inspira en la fuente del mismo tema de Versalles. Muestra la metamorfosis de los campesinos de Licia en ranas por haberse negado a dar agua y alimentos a Latona y sus dos hijos, Apolo y Diana.
Por último en el sector occidental se organiza un conjunto de jardines yuxtapuestos, que destacan por su belleza y espectacularidad. En el eje que parte lateralmente de palacio desde el Patio de la Herradura se encuentra el Parterre de la Fama con las esculturas de Apolo y Dafne y la monumental Fuente de la Fama, dedicada a la gloria de la monarquía española.
La Fuente de la Fama está organizada en forma de una montaña coronada por la figura de la Fama subida en Pegaso en el momento de tocar la trompeta, de modo que se inspira claramente en la obra del mismo tema del palacio de Marly, realizada por Coysevox. De lo alto de la fuente nace un surtidor de agua, que alcanza la altura de 40 metros. Por la montaña se despeñan varios guerreros moros, mientras que en la base cuatro figuras recostadas representan a cuatro ríos de España. La fuente expresa el triunfo de Felipe V en la Guerra de Sucesión y en Italia, al ocupar sus hijos varios tronos. El diseño se inspira en un dibujo del pintor Charles Le Brun.
La Fuente de los Baños de Diana se despliega en una gran fachada arquitectónica con un nicho en el centro y un estanque delante de clara inspiración italiana. Fue proyectada por René Fremin y Jacques Bousseau. El nicho está ocupado por Acteón tocando la flauta, que observa delante la escena de Diana que es atendida por las ninfas después de la caza, mientras que otras juegan en el estanque con perros y delfines.
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