lunes, 14 de marzo de 2011

Doctoras ...


No te preocupes por no poder dar a tus hijos lo mejor de todo...
 Dales lo mejor de ti.”
(autor desconocido)
Cierto día, una mujer llamada Ana fue a renovar su licencia de conducir.

Cuando le preguntaron cuál era su profesión, ella dudó. No sabía bien cómo clasificarse.

El funcionario insistió:
“Lo que le pregunto es si tiene un trabajo”.
“¡Claro que tengo um trabajo!",
exclamó Ana. "Soy madre."

"Nosotros no consideramos eso un trabajo. Voy a colocar: ama de casa", dijo el funcionario fríamente. 


Una amiga suya, llamada Marta, supo lo ocurrido y se quedó pensando al respecto durante algún tiempo.

Un
día, ella se encontró en una situación idéntica. La persona que la atendió era una funcionaria de carrera, segura y eficiente.

El
formulario parecía enorme, interminable.

La
primera pregunta fue: “¿Cuál es su ocupación?"

Marta
pensó un poco y sin saber cómo, respondió:

"Soy doctora en desarrollo infantil y juvenil, y en relaciones humanas."

La funcionaria
hizo una pausa, y Marta tuvo que repetir pausadamente, enfatizando las palabras más significativas.

Después de tener anotado todo, la joven quiso indagar.

"
Puedo preguntar, “¿qué es lo que la señora hace exactamente?” 
 

Sin un trazo de agitación en la voz, con mucha calma, Marta explicó: "Desarrollo un programa a largo plazo, dentro y fuera de casa."

Pensando en su familia, ella continuó:                                  Soy responsable de un equipo, y ya he recibido cuatro proyectos. Trabajo en régimen de dedicación exclusiva. La exigencia es de 16 horas por día, a veces hasta 24 horas.”

A medida que ella iba describiendo sus responsabilidades, Marta notó el creciente tono de respeto en la voz de la funcionaria.

 
Cuando regresó a su casa, Marta fue recibida por su equipo: una jovencita de 14 años, otra de 7 y otra de 3.

 
Desde una de las habitaciones de la casa, ella pudo escuchar a su más reciente proyecto: un bebé de seis meses,  probando una nueva tonalidad de voz. 

Feliz, Marta tomó al bebé en sus brazos, y pensó en la gloria de la maternidad, con sus múltiples responsabilidades e interminables horas de dedicación.

"Mamá dónde está mi zapato? Mamá, me ayudas a hacer un lazo? Mamá, el bebé no para de llorar. Mamá, ¿me puedes buscar al finalizar el colegio? Mamá, ¿vas a asistir mañana a mi baile? Mamá, ¿vas de compras? Mamá....”

Sentada en la cama, Marta pensó: Soy la Doctora en desarrollo infantil y juvenil, y en relaciones humanas, ¿y qué serían las abuelas?

Y
luego descubrí un título para ellas: Doctoras-Ejecutivas en desarrollo personal y en relaciones humanas.

Y Para las bisabuelas: Doctoras Ejecutivas Seniors.

Para
las tías: Doctoras-Asistentes.

Y para todas
las mujeres, madres, esposas, amigas y compañeras: Doctoras en el arte de hacer la vida mejor.

En un mundo donde se le da tanta importancia a los títulos, y en el que se exige siempre mayor especialización en el área profesional,

vuélvete una especialista en el arte de amar.

Transmite esta información a las mujeres, y también a los hombres, para que puedan agradecer y retribuir toda la dedicación que reciben diariamente, ya sea de sus abuelas, madres, tías, hermanas o esposas.
 




 

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