Un hombre, caminaba por la calle Sierpes de Sevilla, cuando se encontró una lámpara.
La recogió del suelo y la frotó hasta que apareció un genio.
La recogió del suelo y la frotó hasta que apareció un genio.
El genio le dijo:
vale, vale, me has sacado de la lámpara, bla, bla, bla, bla...
Pero ¡coño! ésta es la cuarta vez que me sacan de la lámpara este mes y estoy hasta los huevos de vuestros puñeteros deseos, así que olvídate de los tres deseos.
vale, vale, me has sacado de la lámpara, bla, bla, bla, bla...
Pero ¡coño! ésta es la cuarta vez que me sacan de la lámpara este mes y estoy hasta los huevos de vuestros puñeteros deseos, así que olvídate de los tres deseos.
¡¡ Solo te concederé uno !!
El hombre se sentó en un banco y pensó durante un rato.
Finalmente dijo:
Siempre he querido ir a Nueva York, pero me da miedo el avión y en barco me mareo.
El hombre se sentó en un banco y pensó durante un rato.
Finalmente dijo:
Siempre he querido ir a Nueva York, pero me da miedo el avión y en barco me mareo.
¿Podrías construirme un puente hasta Nueva York para que pueda ir en coche a visitarla?
El genio rió ruidosamente y dijo:
Eso es imposible amigo mío, piensa en la logística monumental necesaria para construirlo. ¿Cómo conseguiremos construir los soportes hasta el fondo del Océano Atlántico, a 10 Km. de profundidad?.
El genio rió ruidosamente y dijo:
Eso es imposible amigo mío, piensa en la logística monumental necesaria para construirlo. ¿Cómo conseguiremos construir los soportes hasta el fondo del Océano Atlántico, a 10 Km. de profundidad?.
Piensa en la cantidad de acero y cemento que serían necesarios, estás hablando de un puente de 10.000 Km de largo.
Y habría que poner gasolineras cada 100 Km, piensa en las infraestructuras, es imposible.
Piensa en otro deseo, éste no puede ser.
El hombre lo comprendió, se sentó de nuevo a meditar y buscó un deseo realmente bueno.
Y habría que poner gasolineras cada 100 Km, piensa en las infraestructuras, es imposible.
Piensa en otro deseo, éste no puede ser.
El hombre lo comprendió, se sentó de nuevo a meditar y buscó un deseo realmente bueno.
Finalmente, el hombre dijo:
He estado casado y divorciado tres veces.
Mis mujeres siempre han dicho que no me preocupo de nada y que soy insensible.
Así que mi deseo es:
¡Quiero poder entender a las mujeres!
Quiero saber cómo se sienten por dentro.
Quiero saber qué están pensando cuando me miran en silencio.
Quiero saber porqué gritan y porqué lloran.
Quiero saber qué quieren realmente cuando dicen: “No pasa nada”
En realidad, lo que más quiero es saber como puedo hacerlas “realmente felices."
El genio le mira sorprendido y le pregunta:
¿El puente, lo querrías de dos o de cuatro carriles?
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